España arde cada verano. Y no por falta de medios, sino por una mala gestión del recurso más inflamable que tenemos abandonado: los restos de nuestros montes.
Millones de toneladas de ramas, cortezas, árboles secos y matorrales se acumulan cada año en zonas rurales sin apenas tratamiento. Ese material, conocido como biomasa leñosa, no solo es el principal detonante de los incendios forestales que arrasan nuestro país… también es una fuente de energía renovable extremadamente valiosa.
¿Por qué no lo estamos aprovechando?
Porque hasta ahora no se ha asumido con la seriedad que merece: la biomasa forestal es un biocombustible avanzado en potencia. Lo que se quema en llamas incontroladas podría estar alimentando calderas, generando electricidad o transformándose en combustible líquido para aviones o maquinaria pesada.
¿Qué se puede hacer con la biomasa leñosa?
Gracias a su composición lignocelulósica (celulosa, hemicelulosa y lignina), este tipo de biomasa puede ser tratada mediante tecnologías de conversión energética que ya están maduras y operativas:
- Pelletización y briquetado: La biomasa se convierte en pellets o briquetas, combustibles sólidos estandarizados que pueden alimentar estufas, calderas domésticas o redes de calefacción urbana. Es una solución limpia, eficiente y de baja emisión de CO₂ para sustituir gasoil o carbón en climatización. Esto actualmente ya se hace.
- Gasificación: produce syngas, que puede usarse para electricidad o como materia base para combustibles líquidos.
- Pirólisis: genera bioaceite, biochar y gases combustibles.
- Fermentación avanzada y procesos termocatalíticos: permiten transformar la biomasa en biocombustibles líquidos de segunda y tercera generación, sin competir con la cadena alimentaria.
- Combustión eficiente: en calderas de distrito o sistemas de cogeneración.
Y lo mejor: todo esto se puede hacer aprovechando residuos que hoy suponen un riesgo medioambiental, especialmente en las regiones con más masa forestal abandonada.
La gran oportunidad para España
Más del 55% del territorio nacional es superficie forestal. Cada año se generan más de 50 millones de toneladas de biomasa forestal residual, gran parte sin aprovechar. Un solo incendio puede emitir más CO₂ que toda una ciudad en un año.
La solución existe: implementar sistemas de recogida selectiva, astillado y valorización energética en zonas rurales. Convertir monte abandonado en biocombustible sólido o líquido. Dejar de ver el matorral seco como basura inflamable y empezar a tratarlo como un recurso energético del siglo XXI.
Fuelnature: economía circular y energía renovable
En Fuelnature ya trabajamos transformando residuos en energía. Nuestra actividad en la recogida de aceite vegetal usado tiene una lógica común con la gestión de la biomasa forestal: convertir desechos orgánicos en combustibles sostenibles.
Hoy más que nunca, es momento de ampliar la visión. España no necesita más discursos climáticos, necesita acciones concretas: cortar ramas, procesarlas y convertirlas en energía que mueva camiones, fábricas o calefacciones.
Y todo empieza por revalorizar aquello que lleva años esperando bajo los árboles.
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Preguntas frecuentes sobre madera leñosa como biocombustible
¿Qué es la madera leñosa como biocombustible?
La madera leñosa es la biomasa residual de los montes —ramas, cortezas y árboles secos— que puede transformarse en energía renovable mediante pelletización, gasificación o pirólisis.
¿Por qué es importante aprovechar la madera leñosa?
Porque evita la acumulación de combustible en los montes, reduciendo el riesgo de incendios forestales y generando energía limpia para calefacción, electricidad o combustibles líquidos.
